domingo, 4 de mayo de 2008

Perfil Condicional del futbolista. Revista ABFútbol. Nº21. Mayo 2006

Actualmente, el único método que nos sirve para valorar el esfuerzo alcanzado por un futbolista a lo largo de un partido o de un entrenamiento es mediante la frecuencia cardiaca en cuanto a la resistencia, ya que en la fuerza y en la velocidad aún no podemos obtener cifras precisas que nos muestren las exigencias a nivel de fuerza (N) o de velocidad (m/s) que están sometidos nuestros deportistas. Por este motivo, daré mayor importancia a las características fisiológicas a nivel de frecuencia cardiaca y seguidamente describiré las manifestaciones físicas más importantes que se dan en el fútbol.
Si observamos detalladamente el gráfico 1, el cual muestra el ritmo cardíaco de un jugador durante un partido, destacamos los incrementos junto a las disminuciones de la F.C. de forma constante y sucesiva. Continuamente los valores ascienden y descienden, debido a la variedad de esfuerzos que provoca la situación de juego. En resumen, la competición exige de forma intermitente esfuerzos variables de corta duración, que aumentan la F.C., y distintos periodos de recuperación, el cual disminuyen la F.C.

En un estudio realizado por Nogués Martínez, R. (1997) sobre la frecuencia cardiaca en futbolistas no profesionales durante la competición, se registraron valores de F.C. comprendidos entre 130 y 188 pul/min. y unas intensidades medias del 73% al 85% de la máxima. Otro dato significativo es que el 47,93% del tiempo total del partido el jugador se situaba por debajo del 80% de su F.C. Max., el 37,37% entre el 80% y 90% y finalmente el 14,67% por encima del 90% de la F.C.Max.
Otro autor Bangsbo,J. (2002:81) aporta valores de F.C. de jugadores daneses profesionales de 150 a 190 pul/min. durante la mayor parte de la competición y descendiendo hasta 150 pul/min. en breves períodos de tiempo. Sitúa la intensidad media relativa aproximadamente en el 70% del VO2 Max.
Otra aportación de Smodlaka (1978), demostró que 2/3 partes del partido la frecuencia cardiaca oscilaba alrededor del 85% de la F.C. Máxima.
Se puede decir, observando la gráfica 1 y con todas las cifras anteriores, que el fútbol requiere esfuerzos de corta duración y de intensidades elevadas a nivel cardiovascular manifestadas de forma intermitente.


En el momento que nosotros nos interesamos por saber, qué vías metabólicas requieren los esfuerzos específicos en el fútbol dados en la competición en cuanto a la resistencia, para poder trabajarlas y mejorarlas en el entrenamiento, nos encontramos con las aportaciones de Lago, C. (2002:123). Establece como bases del entrenamiento de la resistencia la vía aeróbica y la vía anaeróbica, desarrollando la potencia aeróbica, la potencia y la capacidad anaeróbica láctica y la capacidad anaeróbica aláctica.

En primer lugar es esencial el trabajo de la potencia aeróbica para incrementar la capacidad de hacer ejercicio con una intensidad elevada durante períodos largos de tiempo y para incrementar la capacidad de recuperación con rapidez (Bangsbo, J. 2002:172).
En segundo lugar, el trabajo anaeróbico láctico nos va a permitir, tolerar situaciones de alta intensidad y con una exigencia física (fatiga = acumulación de ácido láctico) de forma continuada en diferentes períodos de tiempo, sin alterar la acción técnica o el estado psicológico del jugador en la realización de determinados movimientos tácticos.
Finalmente, el trabajo anaeróbico aláctico, posteriormente junto al trabajo de fuerza explosiva nos va a dar los niveles de potencia y velocidad necesarios para la competición (acciones a máxima velocidad con o sin balón, salidas, regates...).

RESISTENCIA:
Aeróbica
Anaeróbica

Cap./Pot. Anaer. Láctico
Cap./Pot. Anaer. Alactico
Potencia Aeróbica

Si entramos dentro de la capacidad física de la fuerza, encontramos dentro de la competición acciones de juego como por ejemplo: movimientos rápidos de salida o de frenada, acciones técnicas como los pases, el tiro, el salto de cabeza, cambios de dirección, las entradas..., el cual requieren unos niveles de fuerza bastante importantes para llevar a cabo este conjunto de acciones con eficacia.
La fuerza en el fútbol se caracteriza por un desarrollo de la fuerza – velocidad, sobre todo en lo que se refiere al componente acelerativo y de tipo elástico – reactivo referente a las fases prolongadas de sprint y cambios de ritmo (Domínguez, E. 2003). Por lo tanto en el entrenamiento será interesante proponer estímulos que faciliten la mejora de aquellas acciones con cambios de ritmo y de dirección, aceleraciones y desaceleraciones, saltos con diferentes opciones de actuación, entradas, movimientos técnicos específicos llevados a cabo con la mayor rapidez posible.
Esta totalidad de acciones corresponden a un tipo de trabajo concreto de fuerza y que en el fútbol se manifiesta en la fuerza explosiva.
Según Bosco, C. (1994) podemos clasificar la fuerza explosiva en F. Explosiva, valorándola en el test Squat Jump (SJ), la F. Elástico Explosiva valorada en el test Counter Movement Jump (CMJ) y finalmente la F. Explosiva Elástico- Reactiva valorada en el Drop Jump (DJ). Para el futbolista le es necesario la intervención muscular, tanto para realizar un salto partiendo de una posición estática o en movimiento, la ejecución de un movimiento a favor de la gravedad antes de hacer el salto y por último, que al caer al suelo después de un salto tenga que salir rápidamente.
En todas estas acciones intervienen las fibras rápidas (FT), ya que las acciones son puramente explosivas, de corta duración y con una intensidad elevada.
Muchos autores comentan la importancia que tiene el trabajo de la fuerza explosiva en los entrenamientos, ya que si se dan estas acciones específicas solamente en el juego, el deportista no obtendrá mejoras. Es necesario dedicar parte de los entrenamientos dentro de un microciclo, al trabajo puramente de Fuerza Explosiva con un claro objetivo perseguido: “Aumentar los niveles de Fuerza Explosiva del jugador”.
La metodología a utilizar para el trabajo de este tipo de fuerza en concreto es diversa pero considero interesante las aportaciones de Cometti, J. (1999) con las propuestas de fuerza específica (técnica o secuencial) y fuerza intermitente, ya que se busca una transferencia clara hacia las acciones específicas del fútbol.
Otra categoría de la capacidad física de la fuerza que se encuentra muy relacionada con la mejora de la fuerza explosiva es la Fuerza Máxima. “El incremento de la Fuerza máxima va a repercutir en el incremento de la Fuerza Explosiva y viceversa” Domínguez, E. (2003). Este tipo de fuerza a la hora de proponerlo en los entrenamientos, requiere que el preparador físico o entrenador conozca muy bien los parámetros de la carga y la correcta ejecución de los ejercicios planteados, ya que el jugador se somete a un trabajo muy exigente y si no hay un conocimiento exhaustivo, puede conllevar graves problemas, dando lugar a lesiones musculares.
Normalmente, los programas de Fuerza Máxima se llevan a cabo en periodos preparatorios y si tenemos en cuenta la planificación contemporánea en diseño ATR corresponde a microciclos de acumulación.(Navarro,F.)
Por otro lado consideramos la Fuerza Resistencia, como el desarrollo muscular general en periodos preparatorios y de mantenimiento o compensatorio en periodos competitivos. Por un lado, nos va a permitir tolerar diferentes exigencias musculares de forma repetitiva a lo largo de la competición y por otro lado nos permite el trabajo de aquellos grupos musculares que intervienen menos en el juego, provocando un equilibrio a nivel muscular (Musculatura de la extremidad superior e inferior como pueden ser los isquiotibiales, abdominales, lumbares etc.). En este apartado del entrenamiento de la Fuerza Resistencia, encuentro muy interesante la incorporación de ejercicios de propiocepción, teniendo como objetivo el fortalecer las articulaciones de las extremidades inferiores para evitar posibles lesiones ligamentosas en un futuro, dadas en abundancia en esta modalidad deportiva.
FUERZA:
F. Máxima
F. Resistencia
F. Explosiva
Propiocepción preventiva
F. Elástico – Explosiva
F. Explosiva Elástico - Reactiva

Entrando en profundidad en la tercera capacidad física importante en el fútbol como es la velocidad, considero básico realizar una programación de entrenamiento enfocado al trabajo coordinativo, antes de proponer la velocidad de forma específica. El fútbol moderno se caracteriza por un alto ritmo de juego. Los jugadores no sólo están presionados en el tiempo en las acciones con balón sino que, además, para jugar bien al fútbol, hay que efectuar repentinos cambios de dirección, esprints vertiginosos al espacio libre, un cambio rápido de defensa a ataque. Las exigencias a los futbolistas son tan altas que es prescindible un aprendizaje sistemático en la coordinación en carrera, sobre todo en la técnica del correr y el ritmo de la carrera (Schreiner, P. 2002).
Por este motivo, considero esencial el trabajo coordinativo en un inicio para mejorar las posibles deficiencias en la técnica de carrera, en cuanto a apoyos, frecuencia y amplitud de carrera. Una vez alcanzada esta correcta mecanización del movimiento, podemos introducir tareas de velocidad específicas para alcanzar la máxima velocidad de desplazamiento, ya que si no es así, nos podremos encontrarnos con deportistas que no llegan a su máxima velocidad, debido a problemas coordinativos.
Respecto a los tipos de velocidad a considerar en el fútbol encontramos: el tiempo de reacción, la velocidad gestual y la velocidad de desplazamiento (Campos, M., García, F. 2002). Entendemos por tiempo de reacción, la capacidad de responder rápidamente frente a un estímulo, el cual los más frecuentes en competición son los estímulos visuales. Por velocidad gestual, la capacidad de ejecutar del modo más rápido posible un gesto específico y finalmente, por velocidad desplazamiento, la capacidad de alcanzar la máxima velocidad en cuanto a frecuencia y amplitud.
La transferencia al entrenamiento de estas tres manifestaciones de la velocidad se pueden plantear de múltiples formas. Por ejemplo, en la velocidad de desplazamiento se puede realizar una progresión en cuatro niveles de trabajo (Cometti, J. 2002:79):
La velocidad simple: Trabajo en cuestas, limitando el movimiento de los segmentos de la extremidad superior etc.
Aceleración sobre 10 metros: Variabilidad en la posición de salida (sentados, apoyados sobre una pierna, iniciar con un salto hacia delante, hacia atrás etc), seguido de una salida de 10 metros.
Inicio con skipping: Técnica de carrera realizando movimientos de skipping hacia atrás, lateral, adelante, una pierna, slalom etc.
Frecuenta: Mediante movimientos de zancada dando énfasis a la amplitud de carrera.
Es importante que las tareas propuestas vengan dadas por estímulos visuales, ya que son los que priorizan en la competición. Las distancias empleadas en el entrenamiento de la velocidad de desplazamiento van a ser entre 10 y 25 metros.
La velocidad de reacción viene dada por la imaginación y la creatividad del preparador físico en proponer las actividades. Por ejemplo, jugar con los colores de los conos, dependiendo de la acción de un compañero tener que realizar una salida hacia un lado u otro, al visualizar la pelota en movimiento iniciar la salida... La distancias para el trabajo de la velocidad de reacción van a ser inferiores a las de desplazamiento, aproximadamente unos 10 metros.
VELOCIDAD:
V. Reacción
V. Gestual
V. Desplazamiento
Manifestaciones de la velocidad en el fútbol. Metabolismo anaeróbico aláctico.