Todo futbolista vive los instantes previos al inicio de un
partido de forma muy personal.
La trascendencia del partido, el rival a que nos enfrentamos
y en muchas ocasiones los intereses externos de los jugadores (representantes, problemas
familiares o de pareja, equipos interesados, aforo del estadio, estado
contractual, etc.) producen mayor o menor motivación en ellos.
El momento de subir al autobús, la llegada al estadio, la
inspección del terreno de juego con los compañeros, el tiempo de espera en el
vestuario, el mensaje del entrenador y la ejecución del calentamiento son
momentos en los que el jugador produce en su interior, de forma muy individual,
un determinado porcentaje de productividad emocional positiva. Cada partido
será diferente. Todo lo que reciba de su entorno en estos instantes previos al
match tendrá influencia en su estado psicológico. Puede recibir estímulos
agresivos, de confianza, stress, tranquilidad, incertidumbre, compañerismo,
seguridad y muchos más. Las palabras que le dirijamos como mensaje y el cómo se
lo transmitimos serán la clave para despertar el entusiasmo necesario para
afrontar una competición.
Me gustaría destacar el modo de hablar y el lenguaje no
verbal del preparador físico durante el calentamiento. Si observamos en la televisión a los
preparadores físicos de los grandes equipos, encontramos diferentes
manifestaciones:
1.- El estático es el que solamente utiliza la voz para
dirigir y marcar las acciones a realizar. Normalmente se mantiene en una
posición y no muestra las acciones de forma previa. Puede activar igualmente a
los jugadores mediante un mensaje preciso y claro. Puede ser que sea efectivo y
produzca una buena respuesta. El mensaje es su punto fuerte.
2.- El dinámico utiliza su cuerpo para transmitir energía,
ejemplificando las acciones motrices, utiliza las manos y los brazos para
levantar el espíritu de sus jugadores. No quiero decir, que se muestre en todo
momento con un grado de hiperactividad extrema llegando a estresar a los
futbolistas. Hay instantes que nos permite llegar más y hay que saber
identificarlos para contagiar. Me gusta esta frase para competir: No es lo
mismo jugar un partido que vivirlo!. También lanza mensajes de refuerzo
activadores, ofrece sensación de estar preparados y de que todo está
correctamente, recuerda lo duro que se ha entrenado y fomenta que los jugadores
se sientan productivos, es decir, que hagan cosas en el campo. Tener confianza
en uno mismo.
En muchos partidos he actuado de las dos formas. Hay partidos
importantes y muy motivantes para el equipo que poco hay que decir y mostrar en
un calentamiento porque se identifica que hay un plus de intensidad y de querer
jugar. Sin embargo, hay muchos encuentros donde observas que este porcentaje
motivacional se encuentra más bajo y necesitas incentivar mucho más para
obtener una buena activación.
En estos momentos, considero la opción de mostrarse activo, lanzar mensajes individuales y colectivos durante la ejecución, dejar las pausas para estar en silencio y observar que hablen ellos, que se comuniquen, dejar caer algún contacto corporal con los jugadores y sobre todo, lo más importante: poco tiempo de calentamiento, acciones muy rápidas y de breve temporalidad. Si nos mostramos a los jugadores siempre habrá algún jugador que interprete y le ayude a incrementar su estado psicológico. Si no lo hacemos, nunca estaremos al servicio de los futbolistas. Ellos son lo importante!.
Palabras clave: Activar – Emocional – Jugador.